Carta al Camarada

Hola, ¿cómo estas?

Yo se que nunca nos presentaron, pero nos conocemos. Alguna vez leí tu nombre y seguramente vos me viste dando alguna vuelta por la plaza, el Congreso o visitando algún compañero que necesitaba el aguante.

Es raro, porque no conozco tu rostro, pero desde el día que me fui y vos te quedaste, a mi es como que me falta algo, que se yo… como que me falta un brazo o por ahí es que me falta un cacho de corazón.

Te quiero contar, estuve con tus viejos… están bien, seguramente los viste cuando fueron a saludarte.
Tienen los ojos tan limpios, tan claros que es imposible no ver en ellos el dolor de tu ausencia mezclado con el orgullo de saberte hombre hasta el final.
Hace un tiempo cené con ellos y cuando tu viejo me agarró la mano casi volví a tener el corazón completo. Ya se, no es lo mismo, pero es lo que sentí.

Me hubiera gustado sentarme con vos sobre la turba y decirte estas cosas personalmente, pero no puede ser.
Ponerle el sello pirata a mi pasaporte sería como escupir tu sangre.
Será la próxima si Dios quiere y quienes nos gobiernan o desgobiernan, lo propicien.

A propósito de eso, trato, créeme que trato de que las cosas cambien, de que quienes gritaron ¡Viva la Patria! aquel 2 de abril, se acuerden y vuelvan a hacerlo.
En las escuelas siempre le digo a los muchachos que hombres como vos, con la edad de ellos no arrugaron nunca y que ellos son quienes deben prepararse valientemente para pelear las batallas de la patria, que son la educación, la familia y el honor de saberse Argentinos bien nacidos.
Mientras tanto sigo, llevo tu recuerdo conmigo a diario y espero también volver algún día a buscar al muchacho que dejé una tarde de junio haciendo guardia con vos.

Te mando un abrazo, ese abrazo que no llegué a darte y que seguramente te daré algún día, en algún otro lugar.

Como imaginar que esa tarde seria la ultima.
Aun estaba el amor en nuestros cuerpos, húmedos de pasión.
El viaje fue normal, en realidad no tan normal… había una despedida dando vueltas en el aire.
Nunca supuse que seria la ultima despedida, tenia consigo solo la breve nostalgia del hasta luego, pero no la del nunca mas.
Después vino el saludo, la promesa del después y después nada.

Y nada duele…
Duele como nada más en el mundo.

Y llego la espada
Y cuando llego cortó e hirió sin piedad.

Todos sabemos que en algún momento esto ocurrirá, es inevitable.
Pero nos aferramos a los sueños, a la esperanza de que el destino hará algún pase mágico y nos librara de ella.
Pero irremediablemente llega.

Y toca el tiempo del reposo.

De hacerse a un lado en el camino y dejar que el tiempo cure las heridas.
Que el corazón haga su mágica obra y sane,
Y te devuelva la fe
Y hasta quien sabe…
Te traiga el nuevamente el amor.
Si es que es esto es posible
Aunque lo dudo.

Escultura en hierro patinado

Escultura en acero inoxidable y madera

"Luna"

Escultura en hierro patinado, madera y fotografía

"back" Escultura en Hierro pintada

Yo te odio y te condeno
Desde el infierno de mi alma
A vagar eternamente
Sumergida en la nostalgia

Grito y convoco al averno
A Satán, a Belcebú
Que se te niegue la luz
Que al amarme desprendías
Que nunca mas en tu vida
Por más pasión que te queme
Sientas que el alma te llenen
Y te cubran de caricias

¿Qué sentiste aquella tarde?
Cuéntame de aquel día
Cuando a la sombra, en lo oscuro
Frente a él te desvestías.
Dime del primer beso
Háblame de las caricias
Tan bien en tu cuello, dime
Su aliento te estremecía?

Mas dime amor, asesina
¿Qué fue tuyo?… ya termina
Dime que supo llenarte
Hacerte hembra, mujer, niña
Confiésame te lo ruego
Que te lleno de sonrisas
Que te corono de amor
Que fuiste suya, confiesa ya… ¡termina!

Tú no sabes lo que haces...

Tú no sabes lo que haces
Cuando me agarras la mano
Tú no sabes lo que logras
Con ese mágico toque
Cual concertista virtuoso
Ángel de la media noche
Pulsas la cuerda que espera
Por ese sublime roce
Arrancando melodías
Escritas quien sabe donde
Por quien sabe que cultor
Escritas quien sabe donde

Tú no sabes lo que haces
No sabes como me pones
Cuando mis ojos ansiosos
Te buscan y tú respondes
Con esa mirada dulce
De tus ojos que no esconden
El ángel que te gobierna
Y se escapa por los bordes
De tus morenas pestañas
Abanicos multiformes
Tú no sabes lo que haces
No sabes como me pones

Tú no sabes lo que haces
Cuando me clavas los ojos
Cuando inclinas la cabeza
Y miras como con pena
Cuando tus parpados caen
Arrastrándome a la costa
De tus playas somnolientas
De tus doradas arenas
Pones en mi dos cadenas
Las cierras con un cerrojo
Tú no sabes lo que haces
Cuando me clavas los ojos

Tú no sabes lo que haces
O quizás si, que dilema
Cuando tu escote insinúa
Tus pechos como diademas
Cuando acentúas tu talle
Derroche a manos llenas
De tu gracia venusina
Encantadora sirena
Desatando mis pasiones
Confundiendo mis esquemas
Tú no sabes lo que haces
O quizas si, que dilema

Fue un sábado por la tarde ...

Fue un sábado por la tarde
Pero no tan tarde
Cuando nuestros ojos se volvieron a encontrar
Había pasado tanto tiempo
Que por ellos ya había vuelto a pasar el amor
Y también se había marchado.

Todavía no habían caído
Todas las hojas de este otoño
Y aun así...
Buenos aires esta triste...muy triste.

Tus ojos cansados y tristes
No se dieron cuenta
Quizás por la hora, quizás por el tiempo
Que en los míos había primavera

Y yo dije...
Vamos corazón, que ya es muy tarde
Y mi corazón no dijo nada
Se abrazo a un gorrión
Que estaba lagrimeando
Y nos fuimos los cuatro...
El gorrión, la primavera
Mi corazón y yo.

Como escapar al embrujo de tu piel....

Como escapar al embrujo de tu piel
como deshacer el hechizo de tus ojos
como evitar que mis manos vuelen por tu cuerpo
y seguir vivo en el intento...